La exfoliación es la acción de eliminar las células muertas de la piel o reducir un producto a escamas o escamas. La piel realiza este proceso de forma natural cada 28 días aproximadamente, pero con la edad se ralentiza.
Luego, las células muertas permanecen en la superficie y las nuevas células no tienen espacio para crecer. Como resultado, la piel adquiere un tono ceniciento, una textura rugosa y aparecen puntos negros.
La frecuencia de exfoliación depende del tipo de piel. Si es aceitoso habrá que hacerlo dos o tres veces por semana, mientras que si está seco bastará con hacerlo una vez a la semana. El exfoliante se aplica sobre la piel húmeda (evitando las zonas sensibles) y, con la mano o con la ayuda de un exfoliante, se masajea suavemente; luego se aclara y se aplica una crema hidratante.
Recomendaciones para una buena exfoliación
Lo mejor es exfoliar al tomar un baño porque la piel está húmeda y es más fácil de exfoliar.
Frote el cuerpo de abajo hacia arriba con un movimiento circular, con una esponja normal o lufa (esponja exfoliante natural), especialmente en hombros, rodillas, brazos y piernas.
Las piedras pómez se utilizan principalmente en los codos, las rodillas y las plantas de los pies.
No debes hacer más de una exfoliación por semana, ya que esto debilita la piel y puede irritarla.
La idea de exfoliar la piel del rostro y del cuerpo es deshacerse de las impurezas y rejuvenecerla, pero se debe hacer con delicadeza para no irritar la piel.
Cuando la exfoliación esté completa, lávate normalmente y aprovecha los poros abiertos y limpios para aplicar una mascarilla.
Tipos de exfoliación
Es posible exfoliar la piel mecánica y químicamente:
Exfoliación mecánica: lija dermatológica, acción láser o uso de cremas o geles. El objetivo es siempre el mismo: eliminar de alguna manera las células muertas de la piel.
Peeling químico, también llamado “peeling”: se utilizan sustancias como el ácido salicílico o el fenol. Este tratamiento, que debe ser realizado por un profesional, mejora el aspecto de la piel y borra los daños provocados por cicatrices, rayos solares, acné, etc.
Exfoliantes naturales y caseros
Azúcar: ayuda a eliminar las células muertas de la piel. Mezcle una parte de azúcar con una parte de aceite.
Miel: en este caso es más recomendable utilizar miel que se haya quedado con grumos de su envase original.
Avena: La avena molida se mezcla con miel y se aplica con movimientos suaves sobre la piel. Déjelo actuar durante 15 minutos antes de enjuagarlo con agua tibia.
Sal: La sal marina exfolia ligeramente eliminando las células muertas, mejora la circulación y suaviza la piel.
Frutos secos: Los frutos secos tienen propiedades exfoliantes y cuando se mezclan con yogur, dejan la piel limpia y fresca.
El exfoliante adaptado a tu tipo de piel según los expertos
Es importante utilizar el exfoliante adecuado para cada tipo de piel:
Piel seca: exfoliantes suaves y la frecuencia con la que se debe realizar es una vez a la semana.
Piel grasa: exfoliantes que penetran los poros para limpiarlos; se recomienda exfoliar dos veces por semana.
Pieles sensibles: no se recomiendan los gránulos.
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