Los trastornos de ansiedad ocupan el primer lugar en la prevalencia de las enfermedades mentales con un 17% y el riesgo a tenerlos en cualquier momento de la vida aumenta a un 25%, siendo más frecuentes en mujeres que en hombres en una proporción de 2:1.
¿Qué es la Ansiedad?
El concepto de ansiedad tiene su origen en el término latino anxietas. Se trata de la condición de una persona que experimenta una conmoción, intranquilidad, nerviosismo o preocupación. Para la medicina, la ansiedad es el estado angustioso que puede aparecer junto a una neurosis u otro tipo de enfermedad y que no permite la relajación y el descanso del paciente.
Cabe resaltar que la ansiedad no siempre es una patología, sino que es una emoción común como el miedo o la felicidad. La ansiedad, en este sentido, es necesaria para sobrevivir ante ciertos riesgos ya que pone a la persona en alerta.
Cuando un individuo se encuentra en un estado de ansiedad, sus facultades de percepción aumentan ya que se registra una necesidad del organismo de aumentar el nivel de ciertos elementos que, ante la situación, están por debajo de lo normal.
¿Cómo nos afecta la Ansiedad?
El trastorno de ansiedad provoca un constante estado de preocupación y tensión aún sin motivo aparente. Las personas que sufren este trastorno anticipan siempre un desastre antes de que suceda y muestran frecuentemente una preocupación excesiva por aspectos como la salud, el trabajo, la familia, la economía, etc. A veces, el motivo posee raíces profundas difíciles de localizar. Comúnmente se acaba temiendo a la propia ansiedad y a su sintomatología.
Esta afectación se refleja también en la apariencia de la persona: el cansancio se refleja en su rostro (ojeras, frente arrugada, palidez), postura tensa y aspecto sudoroso.
La ansiedad se refleja en 3 niveles: síntomas físicos, cognitivos (de pensamiento) y conductuales.
Síntomas fisiológicos:
La ansiedad produce respiración superficial y rápida, dilatación de las pupilas, bruxismo (apretar los dientes de manera inconsciente), sensación de ahogo o mareo, temblores en las extremidades, contracciones nerviosas, sensación de pérdida de control o del conocimiento, rigidez muscular, debilidad muscular, dolor de cabeza, sudoración o accesos de calor, náuseas, diarrea o necesidad frecuente de orinar, sensación de tener un nudo en la garganta, insomnio, inquietud motora, fatiga, sequedad de boca, dificultad para deglutir, dolor abdominal.
Síntomas cognitivos:
A nivel de pensamiento la ansiedad genera un estado de preocupación excesiva, lo cual dificulta las posibilidades de encontrar vías de solución a los problemas. También, se produce un aumento de temor e inseguridad, así como dificultad para tomar decisiones. La persona con ansiedad emite constantemente pensamientos negativos sobre sí misma que afectan a su autoestima o confianza en sus propias posibilidades. De igual manera, se dan pensamientos negativos sobre la actuación ante los otros, temor a que se den cuenta de nuestras dificultades, temor a la pérdida del control, dificultades para pensar, estudiar, o concentrarse, etc.
Síntomas conductuales:
Alteraciones del estado de ánimo (tristeza o llanto repentino, irritabilidad), acciones compulsivas (fumar, beber o comer en exceso), evitar ciertas situaciones que generan temor o malestar, intranquilidad motora, ir de un lado para otro sin una finalidad explícita, paralizarse o bloquearse en determinadas situaciones, dificultades para la comunicación, etc.
¿Por qué se produce la Ansiedad?
Es una respuesta de alerta ante situaciones consideradas amenazantes. Es un mecanismo universal, se da en todas las personas, es normal, adaptativo, mejora el rendimiento y la capacidad de anticipación y respuesta.
La ansiedad, como mecanismo adaptativo, es buena, funcional, normal, y no representa ningún problema de salud.
Sin embargo, en algunos casos, este mecanismo funciona de forma alterada, es decir, produce problemas de salud y, en lugar de ayudarnos, nos incapacita. Los factores que pueden influir en que un mecanismo normal, saludable y adaptativo deje de serlo son:
Factores predisposicionales:
Factores biológicos -reacción física desproporcionada ante el estrés-, algunos de ellos genéticos; de personalidad -estilo de vida, patrones de afrontamiento al estrés, factores ambientales -aprendizaje, contextos, apoyos sociales.
Factores activadores o desencadenantes:
Situaciones o acontecimientos que son vividos como un peligro o un obstáculo para conseguir logros y estatus o planes de acción, o que limitan nuestra capacidad para alcanzarlos o mantenerlos. También consumo de estimulantes.
Factores de mantenimiento:
Ligados a la gestión de la propia ansiedad, la problematización de áreas inicialmente no conflictivas como consecuencia de la propia ansiedad, el “miedo al miedo”, establecimiento de mecanismos fóbicos.
Los problemas de ansiedad se producen por una combinación de alguno de estos factores durante un período de tiempo. Normalmente, la presencia de uno sólo no produce o provoca un trastorno de ansiedad.
En general, los trastornos de ansiedad pueden ser vistos como el producto o la interacción entre factores de predisposición y estresores externos. La presencia de factores de riesgo que predisponen a un sujeto a padecer un trastorno de ansiedad puede comprometer la capacidad de afrontamiento del individuo y conducir al desarrollo de un problema de ansiedad.
¿Cómo prevenir la Ansiedad?
La ansiedad puede prevenirse adquiriendo una serie de hábitos y pensamientos. Por ejemplo, es muy importante dormir las horas necesarias para descansar, porque se ha constatado que si a una persona con ansiedad se le hace dormir menos, aumenta la probabilidad de que tenga ataques de pánico.
La alimentación debe ser equilibrada, y se debe tener cuidado con algunas dietas exentas de carbohidratos (pan, arroz, pasta, harinas…) y con los regímenes muy estrictos que aumentan el riesgo de ansiedad.
El ejercicio es otro pilar fundamental, hay evidencias de que la actividad física regular mejora mucho la ansiedad. Pero debe hacerse más de una vez a la semana para que sea eficaz, porque si los pacientes pasan varios días sin hacer ejercicio, sobre todo cuando practican algunas actividades concretas, incluso, pueden tener recaídas.
La meditación también es muy recomendable.
Los Ejercicios y la Ansiedad
El ejercicio es un potente reductor de la tensión y puede ayudar a mejorar su estado de ánimo y mantenerlo saludable. Participe en un deporte que le guste esto proporcionará mayor satisfacción que otro deporte que no lo motive. (Natación, tenis o tan solo caminar).
Desarrolle una rutina, para practicar la mayoría de los días de la semana.
Debe comenzar en forma lenta e ir aumentando de forma gradual, tanto en cantidad como en intensidad del ejercicio.
Técnicas de meditación con ejercicios como el yoga y el taichí. El Yoga, por medio de sus técnicas puede ayudar relajando el sistema nervioso y reeducando las respuestas automáticas del organismo a la ansiedad.
Alimentos que ayudan a prevenir la Ansiedad
Nueces: Para conseguir el magnesio que necesitas en un día, lo más recomendable es que consumas de cuatro a cinco nueces durante el lapso de tus actividades diarias, pues de esta forma el mineral podrá actuar a tu favor.
Avena con Germen de Trigo: Esta combinación te ayudará a suministrar vitamina B6 a tu organismo, la cual es necesaria para que las células transmitan correctamente los mensajes
Gelatina: Cada porción de gelatina de dieta, aporta aproximadamente unas 10 calorías; y es un alimento ideal para calmar la ansiedad, pues proporciona sensación de saciedad a la persona.
Yogurt descremado: Ya sea acompañado con frutas o con cereales, además de suministrar fibra, proteínas, calcio, vitaminas y ser nutritivos, refrescan y calman la ansiedad. Definitivamente es mejor comer un yogurt que una golosina o alguna fritura.
También la lechuga y la manzana, al natural, son alimentos muy eficaces, ya que poseen un efecto regulador y calmante, así como vitamina B1.
Tratamientos Naturales contra la Ansiedad
Valeriana: Puede ser una gran alternativa para combatir el estrés, ansiedad, la tensión nerviosa y el insomnio
Camu Camu: puede aliviar cuadros depresivos y de ansiedad. (Comprar Camu Camu desde Perú)
Maca: Diferentes estudios científicos han confirmado que la maca disminuye los estados de ansiedad, depresión y stress.
Levadura de Cerveza: Por su buen aporte de complejo B mejora la función del Sistema Nervioso Central.