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Anorexia y bulimia una pelea por el poder ser

 

Anorexia y bulimia una pelea por el poder ser

La anorexia y bulimia están catalogados como trastornos psicopatológicos dentro de clasificaciones psiquiátricas y psicológicas como el DSM o el CIE.

Lejos de pretender repetir los factores asociados a los trastornos alimentarios desde el enfoque psiquiátrico y de clasificación psicopatológica o reportar los criterios a tener en cuenta para el diagnóstico de los mismos, en este artículo, pretendemos abordar brevemente estas dolencias desde otros enfoques que siendo psicológicos realizan un diagnóstico y tratamiento atendiendo a otros supuestos y observaciones científicas.
Tradicionalmente se ha apuntado desde la medicina sanitaria a concepciones que entienden que el trastorno pertenece a aquel que es señalado exclusivamente como el enfermo dentro de un grupo familiar. Sin embargo, el ser humano, ser que se humaniza en la sociedad y la transforma a su vez, no puede ser sano o enfermo fuera de las relaciones con otras personas; es decir, la persona enferma existe dentro del círculo social y por lo tanto la enfermedad o la salud puede ser promovida o no por la propia sociedad. Si regresamos del grupo social más amplio, al grupo nuclear, nos encontramos con la matriz de socialización primera que atravesamos cada uno de nosotros como personas: la familia.

La enfermedad desde su origen más biológico hasta su origen más sociológico y psicológico es producto de la interacción de varios factores entre cada persona y su mundo. En el caso concreto de los trastornos alimentarios como son la bulimia y la anorexia, esta interacción entre la persona y el grupo y las condiciones de salud o enfermedad entre los miembros, se hace más evidente que en otro tipo de trastornos.
Los seres humanos nacemos en absoluta dependencia del entorno, de la familia, de la nutrición, de los cuidados y de las atenciones de dos figuras importantes: la figura de un papá (función paterna) y la figura de una mamá (función materna). El cuidado del baño, del dormir, del alimento, no es posible si no es gracias a la conjunción de funciones de estas dos figuras. Ahora bien, en la atención de las necesidades nutritivas, de aseo o descanso que realizan papá o mamá al bebé, el afecto genuino es el que dirige la forma en la que esas necesidades van a ser cubiertas. Por lo tanto, y como ejemplo, en el amamantamiento no va sólo el alimento, sino el alimento envuelto de un tipo de afecto específico en cada relación mamá-bebe / papá-bebé.

El alimento no sólo es constitutivo de lo nutritivo, sino también de lo afectivo-emocional, porque el que alimenta es un ser humano y el que recibe el alimento es otro ser humano. El acto de alimentar se da entonces en una relación entre seres humanos y por lo tanto el alimento también es constitutivo del modelo de relación a seguir con otras personas en lo sucesivo.

Cuando una persona, niño o niña, chica o chico, hombre o mujer sintomatiza a través de un trastorno alimentario, ya sea anorexia, bulimia, ortorexia, o incluso obesidad, lo que se pone de manifiesto no es un problema con la comida sino un problema de índole mucho más profundo que atañe directamente al aspecto afectivo-emocional y de relaciones con otras personas. En realidad se trata del reflejo de un tipo de relación patológica que promueve que el paciente mantenga una paradójica conflictiva con la alimentación que es justamente lo que garantiza el crecimiento.

Dicho con otras palabras, el conflicto es tan profundo que afecta directamente el crecimiento natural del ser humano que nace bebe y se convierte en adulto, es decir afecta el deseo natural de poder ser mujer o de poder ser hombre.

Afortunadamente, las relaciones patológicas pueden transformarse en relaciones amorosas, porque a amar se aprende.

 

Bibliografia

Freud, S. (2007). Obras Completas, 24 T, Ed. Amorrortu, Argentina.
Freud, A. (1936). El yo y los mecanismos de defensa, Ed. Paidos, Buenos Aires.
Winnicott, D. (1957). El niño y el mundo externo , Ed. Paidós, Buenos Aires.
Bowlby, J. (1998). El Apego. Ed. Paidós, Barcelona.
Menendez, I. (2007). Alimentación Emocinal. Ed. Debolsillo.

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